En esta segunda parte del artículo de fotografía de conciertos, vamos a repasar el equipo necesario para afrontar una sesión de fotografía durante un concierto.

Como fotógrafo especializado en conciertos, frecuentemente realizo este tipo de reportajes y me gustaría darte algunos consejos.

La cámara. Full Frame o sensor recortado

Aunque hoy en día las cámaras con sensor recortado están avanzando mucho a nivel técnico, sobre todo en lo referente a la gestión del ruido, el sensor Full Frame tiene un rendimiento muy superior ante situaciones de iluminación tan duras como las que nos encontramos en la fotografía de conciertos. El control del ruido a ISO altos, así como el rango dinámico y tonal que una cámara de sensor completo puede ofrecernos, marcan la diferencia en situaciones de escasa iluminación.

Pero no te preocupes si no dispones de una cámara de sensor completo, ya que puedes hacer fotos muy dignas en conciertos con una cámara de sensor recortado, el habito no hace al fotógrafo. De hecho, algunos fotógrafos profesionales utilizan cámaras APS-C para este tipo de fotografía ya que tienen algunas ventajas respecto a las Full Frame, como son el menor peso de cuerpo y objetivos o el factor multiplicador de la focal. No siempre se necesita hacer carteles con las fotos de un concierto, ya que más del 90% de las mismas son para consumo en pantalla, y en este medio no son determinantes las diferencias entre ambos formatos.

DSLR o Mirrorless

Con la irrupción de las Mirroless, CSC, Evil o sin espejo, el mundo de la fotografía ha sufrido su 3º revolución y ya nadie discute que son el presente y el futuro de la fotografía. Las DSLR hace tiempo que llegaron a su “tope” técnico y la evolución pasa por las cámaras sin espejo.

Personalmente hice el salto a Mirrolles desde las DSLR, por prestaciones, peso y comodidad a la hora de trabajar.

Mejores Ópticas, cuestión de estilo

Una cosa está clara, olvídate de cambiar de objetivo durante un concierto, no hay tiempo, ni espacio, ni iluminación para ello. Tienes que decidir qué óptica vas a utilizar antes de que suenen los primeros acordes. Para ello debes valorar entre otros factores,  qué tipos de fotos vas a hacer (generales o detalle), altura y profundidad del escenario, así como la intensidad y calidad de la iluminación.

Entrando en el cacharreo que tanto nos gusta a todos, una apuesta segura sería un 24-70mm en el primer cuerpo y un 70-200 en el segundo, pero esto no es una regla invariable y depende mucho del estilo de cada uno. Hay quien se encuentra más cómodo con focales fijas, ya que el rendimiento óptico es muy superior y ese punto de luz extra evita tener que tirar de ISO´s, lo cual redunda en la posibilidad de hacer grandes ampliaciones de calidad o congelar el movimiento y trabajar con altas velocidades de obturación.

Respecto a la apertura máxima de diafragma, lo ideal en lentes prime es disponer de al menos un f1.8 y con lentes zoom al menos un f2.8. Esto no significa que aperturas más cerradas no se puedan utilizar, ya que hoy en día los rendimientos de los sensores permiten usar aperturas de f4 sin que el ruido sea muy molesto pero ese paso de diafragma, en condiciones de iluminación tan críticas como las que hay en un concierto, te va a dar mucho juego.

Procura que los objetivos que uses estén sellados. Por desgracia el resto de los mortales no son conscientes de que el agua, la cerveza, el cava, los refrescos y demás líquidos, no se llevan muy bien con tu equipo.

Velocidad de disparo

En algunas ocasiones, durante los conciertos pasan cosas muy rápidamente, por ello necesitarás usar el modo ráfaga.

Una velocidad de disparo elevada, en torno a los 4 disparos por segundo, es más que suficiente para congelar el momento justo que andas buscando. Recuerda que de nada sirve que tu cámara te permita hacer chorrocientas fotos seguidas si tu tarjeta tiene una baja tasa de escritura, por ello es importante que tengas la tarjeta de memoria con la velocidad de escritura más alta que tu cámara pueda soportar.

El flash, no gracias

Por lo general el uso del flash está prohibido en la fotografía de conciertos, ya que su fogonazo de corta duración y alta intensidad molesta a los artistas e interfiere en el juego de luces y la escenografía, pero no soy partidario de excluir completamente su uso como una opción de apoyo en iluminación.

Bien usado, el flash es de gran ayuda, máxime en determinadas situaciones en las que la iluminación no está bien estudiada, ya sea por escasa o por exceso de monocromatismo, como suele ser el típico escenario de pequeñas salas. Eso sí, el flash no puede ser utilizado como una fuente de luz, sino como un recurso de iluminación para completar la luz existente. Para ello debemos situarlo fuera de la cámara evitando así aplanar la escena a la vez de dar volumen y realzar las texturas.

La mochila

Y digo mochila, porque si bien las bolsas fotográficas son más prácticas para cambiar de objetivo, en la fotografía de conciertos no tendrás mucho tiempo para eso. La mochila debe ser cómoda, no muy grande, impermeable y cerrada.

Impermeable para asegurar tu equipo frente a posibles líquidos provenientes del escenario o del público y cerrada (a ser posible con candado) para evitar que los curiosos o graciosos, que con más frecuencia de lo deseable deambulan por entre el público,  pongan sus manos en tu equipo.


Cuida tu equipo

No abandones nunca tu equipo, él no lo haría. He visto absolutos desastres de material fotográfico carísimo por obviar algo tan básico como vigilar y cuidar tu equipo. Recuerda que, por lo general, la gente en los conciertos bebe, maneja líquidos y no puede controlar el espacio y la verticalidad con normalidad. Como bien expone la Ley de Murphy, "si algo malo puede pasar, probablemente pase", así que procura que no sea a ti.

En la próxima entrada trataré los aspectos técnicos a tener en cuenta a la hora de disparar durante un concierto.